sábado, 20 de septiembre de 2008

Miércoles 17 de septiembre de 2008

16:19

Dicen que todos los días son especiales, así que no debería haber gran diferencia entre haber iniciado esto ayer (como era mi plan original), mañana, hace un mes o dentro de un año. Quizá sólo habrá algunas cosas extras por aclarar, pero no es mayor problema. A fin de cuentas, sólo busco desahogarme de una manera un poco distinta a lo acostumbrado. Soy amante de escribir lírica y prosa llenos de metáforas y reflexiones internas que muchas veces sólo yo entiendo (y quizá me pase aquí también de vez en cuando), pro hay que dar espacio a una escritura un pco más vernácula. A fin de cuentas, el propósito de esto es que la gente entienda lo que pasa...

¿Y cómo puedo amarte tanto
y no llegar a ti?
Tratando de seguir tus paos
y acercarme al fin.
Y creo oír tu voz llamando
y arrullándome,
desafiando mis anhelos
una y otra vez.
Atada a la esperanza inútil
de sentirme bien,
en tu abrazo,
que no se siente tanto.
Me elevas y me dejas,
tratando de tocar tu mano.
Tan cerca y tan lejos
que no sé vivir
con este dolor
y aferrándome a ti.
Tan cerca y tan lejos
que no puedo seguir
luchando por ti.

Hasta parece que la canción llegó en el momento adecuado para iniciar esta recopilación de escritos. De acuerdo, yo escogí el disco, pero apareció como oportunamente para dar introducción a esto, a toda la historia (y sus antecedentes) que a partir de hoy inicia. A veces siento que mi vida podría ser perfecta para una especie de novela o serie... pero creo que la vida de cada quien tiene su algo que la hace especial, y entonces la mía pierde relevancia. Pero aún así, es mi vida, y con todo me gusta. Aunque a veces quisiera que fuese diferente.

Ahora mismo, por ejemplo, daría todo por volverlo a amar. Sí, a él... a Javier. ¡Dios...! Se supone que ya debería haberlo superado, pero a casi tres años (el 6 de octubre) aún me cuesta hablar de él. SUpongo que todos tenemos amores que nos marcarn de por vida y somos incapaces de borrar. Él debe ser el mío. Y si quisiera profundicar en nuesta historia, me tomaría la vida entera narrarlo todo aquí, así que lo mejor será llevarla poco a poco. Supongo que lo principal a mencionar ahorita es que fue mi primer novio (yo tenía 16 y él 14), es al que más he amado, y con el que más he durado (10 meses) de una lista de 12 novios (oficiales. Explicaré eso en otra ocasión). ¡Ah!, y falta mencionar que anda con uno de mis exnovios...

Debería dejarlo pasar. Me lo he dicho, me lo han dicho, mil y un veces. Pero no es tan fácil, aunque lo intento mucho y en ocasiones logro hacer caso omiso de su existencia. Una prueba tangible de ello es el mensaje que le mandé el 14 en la madrugada, con el coro de una canción de Alejandro Fernández:

Y yo no sé olvidar
como lo hiciste tú,
te has quedado grabado en mi pecho
como si fuera ayer.
Y no sé cómo arrancar
tus besos de mi piel,
eres tú mi obsesión, mi tormento,
y anda puedo hacer.
Yo daría hasta la vida
por verte otra vez...

Lo sé, fue una idiotez haberlo hecho, pero hecho está y no pude contenerme. ¿La razón? Nostalgia, tristeza, amor, alcohol, la hora, la música, el ambiente... estupidez. Pueden ser todas. Puede ser ninguna. Pero al final lo hice. No sé exactamente qué esperaba de respuesta a dichomensaje, pero estoy aliviado que no la hubiera. Insisto, debería dejar pasar todo esto.

Por otro lado, aún no aprendo a estar solo, y me regodeo y vanaglorio en mis pretendientes. Tan normal para mí es tener más de uno a la vez, y jugar con todos un poco, que aún no aprendo las consecuencias de mis actos. Juego maquiavélicamente al mejor postor con posturas políticas realistas, dejando de lado mi moral y lo que debería hacer. Si bien esas posturas me podrían ayudar a hallar al hombre adecuado, creo que aún no aprendo a usarlas de la forma adecuada para dicho propósito.

Hoy día cuento con 5 pretendientes en mi lista (un número perfectamente normal para mí), y un poco queriendo, un poco inconcientemente, me he dedicado a jugar con la mayoría de ellos. En realidad sólo uno de ellos tiene todo mi interés. Los demás... bueno, llegaron solos y no he podido decirle que no. ¿Por qué? No lo sé exactamente, supongo es un problema de ego. Ya lo he dicho varias veces, soy egocéntrico y disfruto serlo.

¿Qué debería hacer entonces? La verdad es la salida moral adecuada, pero también la que podría acarrearme más problemas (en especial con uno o dos de los rechazados). Por otro lado, una diplomacia astuta es la que podría salvarme... pero también acarrea consigo sus riesgos.

Pero me acuerdo de ti
y otra vez pierdo la calma,
pero me acuerdo de ti
yse me desgarra el alma.
Pero me acuerdo de ti
y se me borra mi sonrisa,
pero me acuerdo de ti
y mi mundo se hace trizas.

Ya sé lo que debería hacer. Debería dejar ir antes de seguir. Debería ser capaz de olvidar todo mi pasado antes de continuar con mi vida. Yo no sé olvidar como él lo hizo... pero quisiera aprender a hacerlo. El Témpano de hielo (luego explicaré en qué consiste eso) me ha sido efectivo a veces, pero no logro congelarlo todo hasta el fondo. Sí... debería dejar ir, aprender a olvidar. El problema es que no sé cómo, y me cuesta mucho hacerlo.

Si puediera aprender,
si supiera la forma.
Ojalá fuera tan fácil,
que no me costase,
que fuese sencillo.

Pero llevo la maldición,
cargo al Corazón Gitano,
cargo mi propia desgracia.
Ya Apolo perdió su luz,
ya Esparta fue vencida.

¿Cuál es el siguiente paso?

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